Arrastras los pies por el pasillo a oscuras para no despertar a nadie, llegas a la cocina y pones la cafetera en marcha. Mientras el café sube y te envuelve su olor coges tu iPod y lo enciendes. La música empieza a sonar, te anestesia, y junto al café te hace la mañana mas soportable.
Ya solo te queda salir de casa, coger un autobús y asistir a las clases. A partir de ese momento ya no tendrás un momento de reposo parecido a aquel primero en la cocina estando solo.
Esa es mi rutina todas las mañanas. Mi momento especial del día, demasiado dormido para acordarme de los problemas del día anterior y demasiado solo para tener nuevos.
Con esto he empezado hoy la mañana:
Y como siempre fotos:
Estas son antiguas (pre tupé) pero como llevo la misma ropa me sirven
Esta vez sin despedida
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